Los Fosiles: Evidencia De La Vida En El Pasado

 

Los Fósiles: Evidencia De La Vida En El Pasado


Uno de los temas más apasionantes en cualquier rama del conocimiento es la Historia, dado que hace que imaginemos muchos eventos de los que no fuimos partícipes. Como lo es la formación de la Tierra, la cual inició hace 4,500 millones de años aproximadamente y desde entonces, ha experimentado cambios según los acontecimientos que en ella se han dado. Esto ha quedado registrado en las ciencias geológicas y biológicas como uno de los eventos más importantes debido a la aparición de los seres vivos tanto animales como vegetales de los que se tiene evidencia, dado que al morir sufrieron un proceso de sepultamiento rápido, quedando depositados en sedimentos marinos y continentales. Debido a este proceso se forman ‘los fósiles, que son restos de organismos que vivieron en épocas pasadas’. Podemos citar ejemplos como los insectos, helechos, polen, moluscos, dinosaurios, caballos, entre otros. Existen otras evidencias de fósiles tales como: huellas, madrigueras, galerías y desechos orgánicos. Los fósiles nos dan información acerca de la evolución de la vida sobre la Tierra, características morfológicas para su clasificación, la interacción de los organismos entre ellos y con el ambiente, sus hábitos y además, algunos son de gran importancia para la subdivisión del tiempo geológico.


INTRODUCCIÓN

¿Cuál sería la manera más sencilla de empezar a narrar la historia acerca de los organismos vivos que habitaron la Tierra hace mucho, mucho tiempo? Quizá deberíamos remontarnos a aproximadamente 4,500 millones de años atrás, cuando el planeta Tierra se formó probablemente a partir de una nube de gas y polvo cósmicos que en principio giraban lentamente y después, aumentaron su velocidad hasta provocar una explosión que causó que las partículas resultantes se unieran y formaran lo que hoy conocemos como los planetas del Sistema Solar.

Hasta el momento, se tiene certeza que únicamente la Tierra alberga seres vivos desde hace 3,500 millones de años, como las bacterias y cianobacterias. Sin embargo, estos son sólo algunos de los organismos de los que se tiene evidencia, dado que no han sido los únicos, sino los primeros en colonizar la superficie terrestre.

La historia de la vida sobre la Tierra es el objetivo que persigue la Paleontología a partir del estudio detallado de los fósiles; pero y a todo esto, ¿qué es un fósil? La palabra fósil deriva del vocablo latino fossilis (del verbo fodere, “excavar”) y se define como un “fósil” a los restos de antiguos seres vivos animales y vegetales que vivieron en épocas pasadas y que fueron enterrados y conservados en los estratos rocosos de la superficie de la Tierra. Actualmente se consideran como fósiles a los restos de organismos antiguos con un grado más o menos elevado de conservación depositados en rocas sedimentarias, los cuales pueden estar completos o fragmentados, así como también son consideradas como fósiles las manifestaciones de la actividad de los organismos, tales como huellas o impresiones (icnofósiles), pistas, galerías, perforaciones, esqueletos, troncos, huevos, esporas, polen, semillas, excremento (coprolitos), piedras abrasivas del buche de algunos organismos (gastrolitos), etc. Los fósiles pueden ser macrofósiles y microfósiles, la diferencia entre estos, es el tamaño. Los microfósiles son como su nombre lo indica, de tamaño microscópico y los macrofósiles son los de tamaño megascópico, para los que sólo algunas veces es necesario el uso del microscopio.

El término fósil fue empleado por primera vez por Plinio, en el siglo I y fue retomado por Agrícola hasta el siglo XVI. Desde los antiguos griegos comenzó a establecerse la relación entre los fósiles con los seres vivos. Sin embargo, fue a partir del siglo XVI cuando el tema creó controversia entre los estudiosos debido a que no compartían la misma ideología sobre el origen de los fósiles. Algunos tenían la creencia de que los fósiles eran restos de animales y vegetales prehistóricos, mientras otros los consideraban como formas caprichosas de la naturaleza, creaciones demoníacas e incluso como evidencia del diluvio universal bíblico. En el siglo XVIII, la palabra fue usada únicamente para las conchas, huesos y demás organismos encontrados en las rocas. Más tarde, Lyell definió a los fósiles como restos de organismos que vivieron en otras épocas y que se encuentran en las rocas sedimentarias A su vez, se establecieron los principios básicos de la geología moderna y se determinó la utilidad de los fósiles para la datación relativa de los estratos de la corteza. En ese momento, la Paleontología se consolidó como una ciencia formal.


¿POR QUÉ SON IMPORTANTES LOS FÓSILES?

El estudio de los fósiles es importante debido a que son una herramienta para dar luz acerca de algunos procesos de evolución a partir del estudio comparativo de los organismos vivientes con los fósiles. Han sido utilizados para entender procesos tales como la respiración, fotosíntesis y la secreción del esqueleto, así como el control de la química de los océanos. Asimismo, los fósiles también ayudan a la reconstrucción de los continentes y océanos en el pasado, así como de los distintos ambientes donde se originaron y depositaron las rocas.

Los fósiles son relevantes en el campo de la Geología y la Paleontología porque con frecuencia pueden ser usados para determinar edades relativas de las rocas al ser estudiados. Por ejemplo, con base en el Principio de la asociación faunística los primeros geólogos fueron capaces de construir una escala de tiempo geológico.



  Los fósiles también se utilizan en conjunto con las características de la roca para hacer la comparación y correlación de los estratos en diferentes partes del mundo a nivel local, regional e incluso global, lo cual ayuda a determinar el período de tiempo en que se depositaron los sedimentos, bajo qué condiciones ambientales y qué organismos vivían en ese momento. Existen fósiles que sirven como marcadores de la unidades de roca y por lo tanto de tiempo geológico, tales como los amonites y los foraminíferos, a estos se les denomina “Fósiles Índice o Guía”, debido a sus características: tener una rápida evolución en el tiempo con lo que cada especie sobrevive un intervalo de tiempo corto, de amplia distribución geográfica y tener una abundancia en el paquete de roca en el que se encuentre.

Finalmente, los fósiles pueden ser usados como indicadores paleoambientales, al darnos claves acerca de las condiciones que existieron en el sitio donde el organismo se encontraba en el momento de su muerte y posteriormente se su fosilización.

Los especialistas en fósiles se llaman “paleontólogos”, los cuales se dedican a examinar la distribución temporal y espacial de los organismos, el modo como los grupos de organismos se relacionan unos con otros, cómo interactúan con los que los rodean, así como la forma como responden y se adaptan a su ambiente físico. En el campo de la Paleontología hay diferentes áreas de estudio, tales como: Paleobotánica, Paleontología de vertebrados, Paleontología de invertebrados, Tafonomía, Bioestratígrafía, Paleobiología, Paleoecología, etc. Además, no es una ciencia aislada, sino que se vale de otras ciencias para su estudio, como la Geología, Biología, Química, entre otras.

Ahora bien, para realizar un estudio paleontológico detallado es necesario hacer una recolecta abundante y precisa en los yacimientos de material fósil, dado que estos especimenes servirán de apoyo para la formación de colecciones científicas en las que los especialistas puedan basarse para sus trabajos posteriores. De esta manera, especialistas de todo el mundo pueden revisar varios ejemplares de distintos yacimientos y así, pueden describir detalladamente las similitudes y diferencias que existen entre los organismos que sean caso de estudio. Los fósiles no sólo tienen relevancia en el campo científico, sino que también existen numerosas colecciones de aficionados que ponen mucho empeño en el trabajo de la recolecta, preparación y conservación de estos organismos. Muchas veces el coleccionista aficionado realiza el trabajo propio de un paleontólogo, por lo que sus colecciones resultan de un gran interés para los investigadores.


TIPOS DE FÓSILES

Hay dos tipos básicos de fósiles: los fósiles completos y los fósiles traza. Los fósiles completos conservan las partes del cuerpo original de un organismo, como huesos, dientes y conchas. Los fósiles traza son evidencia de las actividades en vida de los organismos antiguos. Por ejemplo: huellas, pistas, canales y excremento.


FOSILIZACIÓN

Hay muchas formas en las que los organismos pueden ser conservados como fósiles. Para que un resto corporal o una señal de un organismo merezca la consideración de fósil es necesario que se haya producido un proceso físico-químico que afecte su composición y estructura, a esto se le denomina Fosilización. Es importante hacer notar, sin embargo, que la gran mayoría de los organismos no terminarán conservados. Las condiciones no siempre favorecen la fosilización y el registro fósil representa solo una pequeña fracción de todos los organismos que han vivido sobre la Tierra. Hay un par de factores que determinan si un organismo terminará siendo fosilizado. Primero las partes duras y resistentes de un organismo (huesos, concha, etc.) son más susceptibles de ser conservadas que los tejidos blandos, debido a que estos estarán sujetos a la actividad de organismos excavadores. Por esto, los organismos que poseen estructuras resistentes y duras son más fácilmente conservados a diferencia de los que únicamente poseen partes suaves, como las medusas. También es importante la rapidez con la que un organismo quedará enterrado por el sedimento, debido a que se minimiza la descomposición, desarticulación y destrucción de los restos.


MODOS O PROCESOS DE FOSILIZACIÓN

La fosilización es un proceso muy raro porque los procesos naturales tienden a reciclarse lo más posible. Casi todos los animales y plantas que mueren son comidos o se descomponen. No así las partes duras como la madera, huesos, conchas, lo que sí puede ocurrirles es romperse o desarticularse. Sus nutrientes son reciclados por la acción de los organismos carroñeros, insectos y bacterias. El sol, el aire que respiramos y los lixiviados del suelo también ayudan al proceso gradual de la desarticulación y/o descomposición.

Los fósiles se conservan donde las condiciones para su descomposición son pobres: donde la mezcla de oxígeno y calor es excluida, o donde hay toxinas letales o calor extremo o alta presión. La base del océano es un excelente sitio de depósito, los restos de animales y las plantas se quedan en una zona estancada. Los organismos terrestres únicamente fosilizan si son enterrados en arena caliente y seca o si sus cuerpos quedan en las desembocaduras de ríos o en cuerpos de agua dentro del continente como los pantanos, donde son enterrados rápidamente por lodo o si son cubiertos por arena volcánica de una erupción o por la actividad volcánica constante. A través de la fosilización recuperamos no sólo información paleobiológica sobre los organismos productores de los restos, sino también información sobre procesos biológicos y geológicos que han influido en la conservación. A continuación, se hace un breve resumen de los procesos de fosilización.

Reemplazo – Seguido del sepultamiento, las moléculas de la concha o esqueleto originales son reemplazadas lentamente por moléculas de otros minerales que se encuentran alrededor del sedimento.

Recristalización – En este proceso la estructura del cristal original del material esquelético es sustituido en otra forma, pero con la misma composición. Por ejemplo, la aragonita puede ser recristalizada a calcita. Únicamente ha cambiado la estructura del cristal, ambos, aragonita y calcita son formas de carbonato de calcio (CaCO3).

Moldes internos y externos - Este tipo de conservación requiere de sedimentos finos y de la precipitación de minerales autigénicos. Tras el enterramiento de los restos orgánicos, comienza la cementación de manera rápida y se rellenan las cavidades de los organismos lo cual permite la conservación de la forma de restos esqueléticos. Si posteriormente se disuelven los restos orgánicos, al final del proceso se obtendrán moldes internos o externos. En el caso de que esto no ocurra, se obtendrán los restos (conchas y huesos) originales.

Carbonización - Es uno de los procesos por los que se conservan las partes blandas en delgadas capas de carbón. Las hojas y tejidos de los animales de cuerpo blando como gusanos y medusas, tienden a perder sus ‘partes blandas’ al ser comprimidos entre las capas de sedimento. El carbón, sin embargo, conserva la silueta carbonizada que revela la forma y la estructura de cada organismo vivo. En algunos casos, el fosfato, carbonatos, hematita o pirita pueden ser precipitados como una película sobre el tejido blando, copiando asombrosamente la textura y los rasgos.

Permineralización - Es otro proceso de conservación en el cual el agua contiene sílice o carbonatos de calcio disueltos que circulan a través del sedimento en el que el organismo o la estructura orgánica quedan sepultados y el mineral se precipita en los poros y las cavidades. Este proceso de relleno le da fuerza a los huesos, conchas y madera para evitar el aplastamiento por el peso de las rocas que están sobre ellos o por la compresión de algún evento orogénico.

Restos inalterados: Los organismos pueden quedar atrapados en brea como en La Brea Tar Pits del Sur de California o en resina de árboles, la cual puede solidificarse y formar ámbar. Los organismos pueden secarse y momificarse o conservarse en hielo, como los Woolly mamuts de hace 40,000 años que se han encontrado congelados en Siberia, casi intactos.


YACIMIENTOS PALEONTOLÓGICOS

Aunque se pueden encontrar fósiles dispersos o aislados, en la mayoría de los casos se presta mayor atención a concentraciones de fósiles que se denominan yacimientos. Los Yacimientos paleontológicos son cuerpos que contienen una o más asociaciones de fósiles con diferentes proporciones de material rocoso. En ocasiones la abundancia de fósiles es muy alta y hay regiones con gran riqueza paleontológica donde se concentran numerosos yacimientos de diversas épocas y tipos. Algunos yacimientos paleontológicos muestran fósiles con una conservación excepcional, esqueletos en conexión y restos o impresiones de las partes blandas de los organismos que los produjeron. Estos yacimientos se denominan Fossil-Lagerstätten, y no son exclusivos de un tipo de ambiente en particular, lugar y época. Otro tipo de yacimientos de fósiles son las coquinas; son concentraciones de conchas de moluscos y caparazones de otros invertebrados. Este tipo de yacimientos es mucho más frecuente en un tipo de ambiente de fosilización especial, en secuencias de plataforma marina somera y se atribuye a la acción del oleaje durante tormentas y turbulencias especialmente intensas que concentrarían restos dispersos.

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